Bosque y Castillo de Chapultepec
Acuden puntualmente tus feligreses: los del jogging-corrida-caminada aeróbica de 5,6,7 y quiensabe si 8 de la mañana.
Acuden las familias tomadas de la mano, por montones, con jugos y otros productos de la cocina de mamá.
Los niños se convierten en spiderman o el santo mientras que las niñas se tornan "bratz" o princesas.
Mira que las familias vienen y van, no me da tristeza tener a la mía lejos porque la sé bien cerquita en mi corazón, es más mi alegría por ver una constante en el valor de la F-A-M-I-L-I-A en México.
Subir al castillo es ejercicio de reflexión, compás de la historia.
Tus múltiples monumentos dan vuelta a tu territorio y le dan vuelta a nuestro corazón.
Eres un tesoro para el encuentro familiar y estar contigo no necesariamente implica gastar porque lo que eres asequible a todo bolsillo. Pulmón, recuerdo de nuestro deber a Dios por el regalo inmerecido del soplo de la vida, remanso de paz, lugar de asamblea familiar, recuerdo de nuestro deber a la historia de la y a la patria misma, de la ciudad: gracias por las mañanas y tardes de encuentro. Por tus veredas, museos, lanchitas, todos tus atractivos: gracias.